Repasando los posteos que hice hasta ahora me doy cuenta que más del 50% de los mismos sufren de un cuadro severo de depresión aguda. Tan abajo me han tirado al leerlos que inmediatamente comparé mi blog con el Muro de los Lamentos en Jerusalén.
Sí, admito que mi vida es un desastre y está patas pa' arriba. Admito que muchas cosas no las hice de la manera correcta pero también admito que mucha gente no me ayudó de la forma que yo esperaba o directamente se borró como tinta en papel mojado. Si tengo que hacer la lista de todas las cosas que andan mal probablemente no termine nunca. NO OBSTANTE, la vida no es así, la vida es una sola y hay que salir adelante como se pueda. No hay que dejarse pisotear por nadie y hay que tratar de sacar lo mejor de cada situación y cada persona que se te cruza en el camino y aprender a no mirar atrás con recelo por lo hecho o no hecho. Lo hecho, hecho está y lo que aún no se hizo puede ser alcanzado con mayor esfuerzo. Nunca es tarde para nada ni nadie.
¿Para vos sí? |
Allá por el año 2009 recuerdo estar caminando por Av. Rivadavia a la altura del Congreso y una cúpula me llamó mucho la atención. Si la aisláramos completamente y la viéramos diríamos que dista de estar en Buenos Aires y que se asemeja más a una construcción barcelonesca, sin embargo estaba ahí, en pleno Balvanera con su ajetreo de todas las tardes. Lo que más me llamó la atención de esa cúpula fue una frase escrita en la misma: «No hi ha somnis impossibles» («No hay sueños imposibles» en catalán), y sí, realmente no hay sueños imposibles mientras uno los tenga como su norte hasta que se alcancen.
Nacer en las estrellas o estrellado es ambivalente. Yo tengo la teoría de «el que quiere, puede» y no hay situación o problema que no pueda ser revertido y que empiece a jugar del bando de cada uno. Es solo cuestión de proponérselo y no dejarse estar. En nuestra vida muchas cosas pueden detenerse. Podemos dejar de comer, de beber, de bañarnos, de divertinos, de sociabilizar. Lo único que no se detiene es el tiempo. El tiempo pasa, aunque no nos demos cuenta el tiempo está ahí y, como siempre a su paso, va quitándonos segundos, segundos que nunca vamos a recuperar. Que el tiempo no nos sorprenda en las fiestas cuando caemos en el típico pensamiento argentino «la pucha, ya es diciembre, ¡cómo se pasó el año! Qué lo tiró...».
Que no sean las fiestas, ni los casamientos, ni los velorios, ni los comienzos ni fines de año los que nos hagan ver cómo pasa el tiempo para hacer promesas vanas. El día es hoy, es ahora, no mañana ni pasado. Cuesta poner en práctica estas palabras. Quien las predica hoy en este posteo no niega que lucha todos los días con esta línea de pensamiento, sin embargo, trato de hacer y de dar lo mejor de mí para poder llevar estas palabras tatuadas en mi forma de vida. Es difícil, especialmente cuando te das cuenta que muchas cosas no sólo dependen de vos si no también de otros. No estamos solos y eso también es lo que hace de nuestra vida un mayor desafío.
Entonces que el desafío valga la pena y que por dos (perdón por la palabra) boludos que andan dando vuelta en nuestras vidas no se nos apaguen esos sueños que anhelamos alcanzar.
Fuente:
- Imagen: ©Draken en Panoramio. Enlace web aquí.
Fuente:
- Imagen: ©Draken en Panoramio. Enlace web aquí.
0 comentarios:
Publicar un comentario