Y sí, en ya menos de una semana estaré volando por quién sabe qué parte del océano atlántico con destino final a Europa. 

Comentario típico de adulto: «¡Cómo se pasó el tiempo!»

Va a ser raro. Raro para mi mujer que va a volver a su casa después de más de un año. Raro para mí al tener que reprogramar mi cabeza y empezar a pensar de una manera distinta. Raro... raro pero interesante. 

He hablado con mucha gente y todos coinciden en que esta es una oportunidad única y que debo aprovecharla porque todavía tengo la edad para hacerlo. Y sí, creo que tienen razón. Me amargué demasiado por el hecho de que me iba a ir sin ver el lado positivo de la oportunidad.

Hoy no veo la hora de que llegue el jueves y esté en Ezeiza subiendo al avión. Me quiero ir ya, estoy ansioso y quiero empezar de nuevo una vida con mis propias reglas. Cierro un capítulo de mi vida y comienzo otro en un lugar distinto. Tropezaré y caeré muchísimas veces pero eso es lo que busco hoy en día: la experiencia de poder hacer las cosas sin depender de otros y de aprender y darme cuenta qué es lo que quiero.

Es obvio que ante una decisión tomada uno pierde algo o nunca sabrá «qué es lo que hubiese sucedido si hubiese optado por la otra opción». Nunca sabré qué es lo que hubiese pasado si hubiésemos elegido quedarnos acá de la misma manera o con cambios, nunca lo sabré. Sin embargo tengo la teoría de que la vida te devuelve las cosas de alguna manera y quizás lo que pueda haber experimentado acá en Argentina se haga presente de alguna forma u otra en algún punto de mi vida.

Sólo quiero partir, quiero partir ya y, frivolidad de por medio, quiero comprarme un teléfono celular. La abstinencia móvil está haciendo estragos en mí jajaja.

2 comentarios: