©Fenrir
Recuerdo, allá por el 2009, cuando había empezado mi primer curso de alemán en el CUI (Centro Universitario de Idiomas), a una examiga mía diciéndome «que yo estaba en pedo» al querer aprender alemán, «que cualquier idioma que articule en una sola palabra las 5 vocales del abecedario es incomprensible y difícil» y demás balbuceadas de persona ignorante en materia de idiomas ¡Cómo me gustaría decirle lo equivocada que estaba y que el idioma español además de la palabra «murciélago» también tiene más palabras, incluso de uso diario, en donde se utilizan todas las vocales.

Hoy voy a escribir sobre el idioma alemán pero de una forma muy poco ortodoxa. Creo que toda persona que haya caído por voluntad propia en este blog o involuntariamente ya sea porque buscó «desayuno alemán» o «pan alemán» en Google sabe qué el alemán es un idioma (marche un premio Nobel para mí). Es por eso que me ahorro la carta de presentación del mismo y voy al grano: ¿por qué cuando uno dice «aprendo alemán» o «hablo alemán» te responden con un «¡uh! ¡pero es re difícil!» o «qué complicado, hubieses estudiado francés que es más fácil para nosotros»? ¿Por qué el idioma alemán es un sinónimo de «idioma difícil»? ¿Por qué la gente en vez de decir «qué bueno» o «qué interesante» te recomienda otro idioma?

Creo que el estudiar una lengua extranjera (fuera del inglés porque hoy en día cualquiera puede defenderse en ese idioma) es dar un paso más en la educación de uno, es interesarse por otra cultura y por el poder entender «el por qué» de muchas cosas que hacen al trasfondo y al folclore de una determinada sociedad. Cuando se aprende un idioma nuevo no sólo se aprenden palabras, expresiones, conjugaciones sino también el aspecto cultural que hace al mismo. Es por eso que uno al «terminar de aprender un idioma» (que en realidad nunca sucede) se encuentra con que no sólo puede hablarlo sino también situarse en un contexto y entender de qué se habla. Las palabras son solo medios para expresarse a las cuales uno les da un determinado significado. No menos importante es el significado contextual que se le atribuye y que en definitiva es lo que nos permite entender y ser entendidos.

En esta era en donde el conocimiento tiende a ser algo colectivo y no exclusivo para unos pocos (como así lo era mucho antes), me resisto a pensar que hacerse con un idioma extranjero es algo imposible e inalcanzable. Aquellos que simplemente se excusan detrás de estos argumentos es porque no están interesados en aprenderlo. En absoluto juzgo a estas personas, simplemente no entiendo el origen de sus comentarios cuando te resaltan siempre la dificultad o incluso te recomiendan un idioma más fácil.

Pero vamos al «grano del grano». En nuestro imaginario colectivo tenemos determinadas sugestiones, imágenes predefinidas o clichés ante muchos idiomas. Es por eso que cuando se habla del idioma portugués muchos lo asocian con la playa y negros en sunga; cuando se habla del francés se asocia con el idioma del amor y la conquista, con un hombre llevando bigote, boina y remera a rayas o incluso también con un tremendo afeminado; finalmente cuando le toca el turno al alemán, de modo indefectible muchos lo asocian con el lamentablemente famoso y nefasto bigote, con el papel que protagonizó Alemania durante la segunda guerra mundial y con la cerveza. Y es acá en donde creo que cuando se hace referencia al alemán mucha gente mira con mala cara o sale con un comentario que en vez de sumar, resta o al cual le sobra ignorancia sobre el asunto. Justamente por los prejuicios que se tienen.

Sí, no voy a negar que el alemán puede parecer tosco, monótono e incluso llegar a asustar al ver la longitud de determinadas palabras, sin embargo por experiencia propia puedo afirmar que muchos de los clichés/prejuicios que se tienen de antemano son derribados a lo largo del proceso de aprendizaje. 

¿Por qué aprender alemán? En sí existen muchísimas razones por las cuales uno podría aprender un idioma. En lo personal fue por curiosidad de aprender la lengua de quien después de unos años de haberla conocido se terminaría convirtiendo en mi mujer. También opté por este idioma para salir de una vez por todas de las eternas clases de inglés que venía teniendo desde los 11 años y que no me permitían ver que «había vida» después de la lengua anglosajona. Si bien me manejo y me puedo defender modestamente en este idioma, aún me queda un largo camino para poder sentirlo parte de mi ser. 

Como escribí anteriormente, creo que no hay un límite de tiempo determinado en donde uno aprende un idioma sino que es un proceso continuo que no termina nunca. Soy de los que sostienen la teoría de que uno puede decir que «habla una lengua extranjera» cuando se entiende un chiste. Todavía esto no me pasó pero no dejo de ser optimista y sé que tarde o temprano este momento va a llegar. Mi principal razón por la cual aprendo alemán sigue y siempre seguirá siendo «el entender a mi mujer» (linguísticamente hablando) no sólo porque es algo recíproco y porque me gusta sino también porque es una muestra de interés por su cultura, lo cual creo que «debería» ser algo normal en cualquier pareja internacional. Desde el momento en que tomé la decisión de venir a Alemania, el aprender alemán dejó de ser una simple cuestión de pareja y se transformó en una cuestión vital de supervivencia.

Un nuevo idioma no sólo permite entender y ser entendido, también es la llave principal de la puerta que da al camino hacia la integración. A mí me tocó el alemán pero podría haber sido el francés, inglés, chino, árabe, búlgaro, turco, holandés, azerí o kasajo. Sí, algunas veces uno tiene la ventaja (o no) de que el idioma que se aprende tiene un peso en la sociedad moderna y otras veces no, eso no lo voy a negar. Pero más allá de toda importancia, qué sensación tan agradable es la de poder comunicarse sin problemas no sólo con la persona que uno ama sino también con la sociedad en la cual se está inmerso.

Uno nunca sabe lo que es pasar por determinada situación hasta que la vive. Desde mi humilde experiencia quiero compartir un par de consejos a aquellos que tienen que aprender un idioma por motivos de integración:

  • Tomá el idioma por lo qué es: Un idioma en particular. No compares. Cada idioma tiene su propia identidad.
  • La dificultad del aprendizaje depende de vos. Abajo con el mito de que un idioma es difícil ¿Si hay millones de personas que lo hablan, por qué vos no?
  • No pretendas aprender el idioma en un mes. Por más curso intensivo que hagas, aprenderlo lleva tiempo.
  • Tirate a la pileta desde el primer día y hablá aunque sea en forma cavernícola, sin tener miedo.
  • No tengas vergüenza de hablar. La misma es el peor enemigo que podés tener en los primeros tiempos. 
  • No demores el tema del habla porque es importante para manejarse solo y para poder conseguir un trabajo (con el tiempo).
  • Escuchá radio y música en el idioma que aprendas. Mirá televisión, preguntá si te pueden activar los subtítulos mientras sea posible. Leé diarios. Aunque no entiendas nada al principio es una buena forma de ir aprendiendo y agudizando los sentidos.
  • No caigas en el círculo vicioso de hablar con tu pareja en un tercer idioma o en tu idioma (porque tu pareja ya lo sabe). Encontrá un equilibrio. La pareja es el principal contacto y referencia que se tiene en un principio. Mucho de lo que pasivamente se aprende viene del día a día con la misma.
    • A las parejas: tengan paciencia para con la otra persona. Tengan paciencia como la que ya les han tenido o como la que ustedes quieren que les sea tenida cuando aprendan el idioma del otro.
  • No vayas con la idea de hacer comunidad entre los hablantes de tu idioma a falta del habla y escucha habitual del mismo. Ya va a haber tiempo para eso.
  • Salí de la casa o del departamento, perdete por la ciudad o por el pueblo. Descubrí. No te recluyas por miedo a lo que está allí afuera.
  • Realizá actividades sociales y de esparcimiento. Entrá en contacto con los locales.
  • Mostrá interés e iniciativa. No sólo genera una buena imagen de uno sino también hace del aprendizaje algo más llevadero y entretenido. Por supuesto que van a haber bajones en donde un insulto es lo menos que se le va a propinar al idioma en cuestión. Eso es normal ya que es algo nuevo, ajeno a la cultura de uno y que lleva su tiempo de maduración. Es más que válido hacer una pausa y aclarar la mente.
  • Aprovechá que estás en el extranjero. No hay mejor lugar para aprender, perfeccionar y pulir un idioma que en el país donde se habla el mismo. 
Lo importante es no bajar los brazos. El camino es largo, sinuoso y lleno de obstáculos pero con el tiempo se va haciendo más y más recto hasta que uno se da cuenta de que dejó de ser ese hombre de neardental del principio y pasó a ser un homo sapiens (siempre en materia de idiomas :) ). Nunca te olvides que el que escribe tu historia sos vos.      

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