¿Quién no tiene un conocido o examigo que es una mierda? La vida te va llevando por distintos caminos y en ellos te vas encontrando a distintas personas. Dentro de este «selecto» grupo que el destino (para los creyentes) te prepara de antemano hallás compañeros de juego, de clase, amigos, colegas, parejas, socios, simples conocidos, enemigos, amantes, etc. Pero lo peorcito que podés encontrar dentro de este grupo son a quienes yo denomino «gente de mierda». Gente con la cual entablás una relación y en el corto (¡sí!) o largo plazo (buu) te terminás dando cuenta que no valen ni 2 pesos.


¿Quién no se ha decepcionado por la actitud que un conocido, amigo o examigo tuvo para con uno? ¿Quién acaso no esperó más de la otra persona sabiendo que no iba a haber respuesta alguna? Muchos, entre los cuales yo me incluyo. 

SIN EMBARGO... **truenos y relámpagos** 


uno espera que a cierta edad y con la madurez que la misma conlleva, teóricamente hablando, y ante un hecho que no es el correcto (creyendo uno que sí lo es), el «ofendido», «disgustado», «afectado» o como a esta gente le gustaría llamarse si pudiera: «víctima», se le acerque y le haga saber su pesar sobre determinada situación. En muchas oportunidades una persona toma decisiones personales que no caen del todo bien a otras personas, sin embargo uno espera que el otro las respete (justamente porque son personales) y en caso de que no hayan gustado, acercarse y, café de por medio, hablarlo. 


Mucha gente tiene la suerte de tener personas frontales en su círculo social, esas que te dicen «de Pe a Pa» todo lo que te tienen que decir sin pelos en la lengua. Otras, más moderadas, prefieren guardarse ciertas cosas con tal de no herir la sensibilidad de uno pero aún te hacen frente a cosas que no están del todo bien. También están los que siempre adhieren a lo que decís y se callan porque no tienen opinión propia (si conoceré a los de este tipo...), personalidad o simplemente por miedo. Y finalmente, y estos son la manzana podrida del cajón, están los que sabés que se enojan con vos, te ignoran en todo ámbito y después en un encuentro con tu grupo de amigos te ponen la cara más falsa que viste en tu vida, hacen como si nada hubiera pasado y hasta te preguntan por tu vida y tus cosas (de chusma, ¿si no de qué?). 

En cuenta regresiva para mi «emigración» a Europa agradezco a Dios dejar a este tipo de gente atrás y no volver a cruzármela por mucho tiempo. 

A aquellos que están en una situación así, mi consejo es el siguiente: No lloren por gente que no lo vale porque nunca lo va a valer. Una persona te puede fallar en muchas cosas (en el fondo todos somos humanos imperfectos) pero en algunas esperás que no lo hagan. Alejate ya de este tipo de gente porque lo único que hace es entorpecerte el camino de tu vida y todo lo que trae aparejado. No te hagas la cabeza por lo que habrán dicho, dicen o dirán de vos. Lo único que demuestra es lo tan pobre de espíritu y lo poco imaginativas que son para entablar una conversación adulta. Pero eso sí, y parafraseando a Laetitia D'arenberg: (...) no mires lo que dejaste atrás. Sí acordate siempre de lo que dejaste atrás y el motivo por el cual te sucedió, para no volver a caer en la próxima.(...).

Perdoná si es lo que vos sentís. Somos humanos, fallamos y volveremos a fallar por distintas causas que nos confieren y en la mayoría de las veces nos merecemos una segunda oportunidad. Pero a aquella gente mala leche ponela a un lado porque no te suman sino todo lo contrario, te restan.

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