©Fenrir

Una mañana de sábado decidiste volver.
Sorprendiéndonos, te escabulliste entre todos.
Con una brisa distinta a la normal me hiciste saber,
que el álgido frío se acerca y que el estío lejos quedó de nosotros.

Tiñendo de ocre todo a tu paso.
Dejando de pie sólo a los fuertes.
Reflexiono sobre el dejo triste y amargo,
que tu andar siembra en nuestras diarias huestes.

Mis gélidas manos tiritarán,
pidiendo revancha por lo que ya no es.
Sólo queda aceptar y esperar que algún titán,
mueva los astros otra vez.

Y es así que el tiempo pasa,
y las primaveras conocen su ocaso.
Y yo cuando llego a casa,
me fundo en su cálido abrazo.

© Fenrir

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